
“La verdad es que somos monstruosidades. Si pudiéramos vernos, podríamos amarnos, darnos cuenta de lo ridículos que somos, con nuestros intestinos retorcidos por los que se desliza lentamente la mierda mientras nos miramos a los ojos y decimos: ‘Te amo’. Nos carbonizamos y producimos mierda, pero no nos tiramos pedos cerca del otro. Todo tiene un filo cómico”.
10 comentarios:
Cuánta razón tenía el viejo crápula, tanto como cuando decía:
"Odio el amor más de lo que amo el odio".
Ayer le dejé un regalito en mi blog y no se pasó....qué desatendido me tiene¡¡
Y sin embargo el también tenía otras cosas que decir:
"una mujer, es diferente para cada uno
mejor y peor para cada uno...
para mí, es tan espléndido como para recordarlo
después de la marcha de los ejércitos
y de los caballos que pasan por las calles fuera
después de los recuerdos del dolor y el fracaso y la desdicha."
Las dos caras de la moneda, besos peggy.
Veo que os gusta alos dos este trangresor:)
Yo, modestamente, he aprendido de Bukowski que es muy conveniente tener abogado.
Bicos y vino barato
Yo, de Bukowski he aprendido que todo lo que uno diga a una mujer, tarde o temprano, va a ser utilizado en nuestra contra.
Creo que Charles Bukowski labra buenas ideas y tramas argumentales en su reblandecido cerebro... pero o carece del don del escritor o tiene traductores malísimos.
Andromena usted siempre tam practico
carlos somos asi las malas pecoras de las mujeres , cuidese de nosotras .
Bien venido a mi blog , medianoche ...puede ser lo que usted dice , aun asi , es un poeta insolito y underground , quizas por eso me atrae:)
Cuidar, Peggy, me cuido poco porque tiene cierto encanto dejarse arrastrar........
Por otro lado, sobre Bukowski...yo siempre preferí a Henry Miller.
Bukowski y la literatura a la primera, recién salida del horno. En ocasiones tan cerca de la realidad de la crónica negra, que deja de ser alternativa. Al próximo whiski invito yo. Y el próximo polvo, que cada uno se pague el suyo.
A mí lo de Bukowski siempre me pareció una pose, no hablo de sus libros, sino de su actitud de falso provocador.
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