El Réquiem de Mozart es la mejor obra musical para una despedida póstuma , tiene esa musicalidad patética desgarrada de aceptar lo inevitable .En realidad da lo mismo , las despedidas póstumas siempre son incomodas , nunca se que decir , si poner cara de circunstancias con mascara de aflicción , si permanecer callada o contar trivialidades para pasar ligeramente el momento .La iglesia era absolutamente insólita , una nave estilo Neoclasico de amplitud desmedida con aspiraciones de Barroco embutida en paredes rosa chicle ,.Toda la misa estuve atónita mirando el escenario , el manto negro de la dolorosa arrinconada en la entrada era lo mas coherente de toda la puesta en escena .Insolita misa kitsch...Descanse en paz que es lo único importante
4 comentarios:
.. ¡y no me llamaste!... una misa como esa bien vale un rosario.
Tuvo que resultar al menos diferente
Amén
Es que hay misas que son como homenajes ...
Un abrazo
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