La de la foto si soy yo
¿Por qué persistes, incesante espejo?
¿Por qué duplicas, misterioso hermano,
el movimiento de mi mano?
¿Por qué en la sombra el súbito reflejo?
Eres el otro yo de que habla el griego
y acechas desde siempre. En la tersura
del agua incierta o del cristal que dura
me buscas y es inútil estar ciego.
El hecho de no verte y de saberte
te agrega horror, cosa de magia que osas
multiplicar la cifra de las cosas
que somos y que abarcan nuestra suerte.
Cuando esté muerto, copiarás a otro
y luego a otro, a otro, a otro, a otro…
Jorge Luis Borges
5 comentarios:
No me extraña que te tapes los ojos para no deslumbrarte con tu radiante belleza.
Sr monoZ es usted amable ....
Supongo que el incesante espejo continuaría y continuaría su labor, aunque, antes de estar muerto, ya no pudiese constatarlo. Caprichos de la vida y sus múltiples pensamientos.
Por cierto: Doña Peggy, yo también soy amable.
Desconocía este soneto. Es hermoso.
Gracias, Peggy
Uno de los más intensos sonetos del gran Borges, que en su ceguera inventaba su rostro en los espejos.
Un gusto estar aquí.
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