No lo podía evitar .Todo en mi era energía hacia el , sentía profundamente los efectos colaterales , mi sensibilidad de culpa auguraba un mal final .Y en aquella habitación , el mundo era como yo quería , era su voz ronca , su olor , su forma de andar y el sexo salvaje que con nadie mas había tenido.Se me había borrado el de siempre , el fiel , el complaciente habitual .Lo sentía terriblemente , pero necesitaba cometer ese pecado, quizás el sabor a Bourbon cuatro rosas y la música de jazz me habían hipnotizado la noche que lo conocí.Es triste como apartas a los no deseados , y es casi un delito como te entregas a los que decides regalar tu pasion.Sin pensar, solo sintiendo , utilizando tu sexo , besando .Quizás fuera solo sexo , duro lo imprescindible.Una mañana me desperté pensando que ya sus piernas no me enlazarian , que aquel cuerpo trepidante y magnifico que me estremecía, no seria mas mi refugio .El tiempo del pecado paso .Decidí continuar sola , y como penitencia , me expuse a los avatares heridos del hombre al que abandone , no hubo marcha atrás, ni para mi falta , había dejado de ser importante su piel , ni para mi amigo complaciente , le había humillado .Sentí una gran liviandad, había comprobado que sabia ser independiente y manejaba mi libertad . |
4 comentarios:
Mientras la independencia no sea sinónimo de aislamiento, bien está.
Tomo nota :)
Si eres capaz de manejar tus sentimientos y sentirte bien así... Muchas veces en el ansia de libertad solo camuflamos nuestro miedos al compromiso.
Un beso, Peggy.
javier ...en el fondo soy muy fria , hasta yo me sorprendo:)
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